Para evitar la proliferación de templos, en su momento la iglesia católica solo permitió erigir uno nuevo allí donde hubiera una reliquia. Tampoco una iglesia se consideraba “prestigiosa” si no custodiaba alguna parte del cuerpo de un santo u otro objeto sagrado. Esto propició en la Edad Media un auténtico tráfico de reliquias, fomentando las falsificaciones (no podría entenderse de otra forma que se cuenten 63 dedos de San Juan el Bautista, por ejemplo).
En el Concilio de Trento, la iglesia aprobó la veneración de las reliquias auténticas.
El Vaticano las clasifica como “residuo” si era parte de un todo; “ex-carne”, “ex-ossibus” y “ex-pilis” si fueron partes del cuerpo de un santo; “ex-vestibus” si es parte de una prenda; “a-contactu”, “ex-capsa” y “extrema ratio” si fue tocada por un santo o estuvo en contacto con su cuerpo.
La emisión pública de santas reliquias o su autentificación competen a una autoridad eclesiástica del grado de obispo en adelante, que a su vez adquiere tales derechos de la “Sacra Congregatio pro Sacramentis et culto divino”. La reliquia debe ir siempre acompañada por un certificado de autenticidad que es asignado por una autoridad eclesiástica, que tiene que coincidir con el sello colocado sobre el lacre del relicario.
Las reliquias, especialmente las católicas, que son las más abundantes, a lo largo de la historia han alimentado la fe de los feligreses y en más de una ocasión se han aprovechado para sacar provecho económico. Aunque también, según cuentan los anales, las reliquias han obrado milagros antiguamente y aún en nuestros días.
Por ejemplo, la mano de María Magdalena, que se mantiene incorrupta, cálida e incluso emite un agradable perfume, fue protagonista durante un incendio cerca del Monasterio de Iviron en 1945. Los dos monjes que llevaban la reliquia en sus manos se acercaron al fuego, y mientras más se acercaban, más se alejaba el fuego de ellos. Los monjes hicieron una ceremonia de agua bendita y una suplicación, y cuando terminaron, el fuego había desaparecido.
Aunque…¿a quién no le gusta coleccionar alguna cosa o tiene sus propios fetiches? En ese sentido quizá todos tengamos nuestras propias y personales “reliquias”.
Estas son algunas de las reliquias más curiosas que hay repartidas por el mundo:
- En el portal de Belén…
Se conservan bastantes objetos del nacimiento de Jesús y de sus progenitores, como los pañales del niño, que se veneran como gran reliquia y son custodiados por los servitas de San Marcello, Roma.
Una única paja u heno del portal es venerada en Santa María la Mayor (Roma) y se dice que era propiedad de los Reyes de España.
No podía faltar un ombligo santo, el cordón umbilical del Niño Jesús, al que se le rinde culto en iglesia de Santamaría de Popolo, en Roma. Se tiene constancia de otros dos, uno en San Martino y otro en Chalons.
Unas gotas de la leche de Santa María la Virgen se conserva en varios lugares, siendo los más conocidos la de la catedral de Oviedo y la que se venera en los agustinos de Santa María de Popolo en Roma. En Belén se edificó un santuario sobre una roca que milagrosamente se tornó de color blanco tras recibir las gotas de la leche materna de la Vírgen María, mientras alimentaba a Jesús. Otros mitos incluyen sueños de santos siendo amamantados por la misma María, como Lactatio Bernardi.
Venerada es también la cola del asno que llevó en sus lomos a Jesús. Hubo dos; una ha desaparecido y otra se conserva en el Ministerio de Prehistoria Contemporánea de Roma. La cola del burro que llevó a María a Belén también se guarda en el mismo lugar.
La tradición dice que la Virgen María ascendió a los cielos, aunque es posible que se dejara en tierra un brazo, el corazón, el hígado y la lengua, que después de haber vagado por varios lugares han acabado en las habitaciones de San José de Calasanz, en San Pablo Pantaleone, Roma.
- De un plumazo
Hasta el siglo pasado, el arzobispo Albrecht de Mainz presumía de tener en su catedral dos plumas y un huevo del mismísimo Espíritu Santo, cuando se convirtió en paloma. Quien dejara un donativo después de visitar esta reliquia, tendría perdonados todos los pecados.
Hasta principios del siglo XX, cuando desapareció, en el monasterio de El Escorial se exhibía una pluma que se le habría caído al arcángel Gabriel mientras batallaba con el diablo. Esta reliquia atraía gran cantidad de peregrinos, que querían admirarla con sus propios ojos.
Varias iglesias en Italia y Alemania también han exhibido plumas de los arcángeles Miguel y Gabriel y de otros ángeles, así como pedazos de sus túnicas.
También se guarda la pluma que utilizó el evangelista Marcos para escribir su Evangelio.
- La preciosísima reliquia del Santo Prepucio
Pues sí, el prepucio del Niño Jesús también es una reliquia. Sólo el evangelio de Lucas menciona la circuncisión del Niño, encontrándose más detalles sobre este hecho en los Apócrifos. Y es que Jesús nació en Judea y de padres judíos, por lo que a los ocho días de edad era costumbre circuncidar a los niños según las leyes de la Torah.
Los evangelios Apócrifos cuentan que una de las esclavas de María guardó el santo prepucio del Salvador en un jarrón de nardos para conservarlo y se lo dio a guardar a su hijo que era perfumista. Este hijo le entregó el tesoro a Juan el Bautista quien se lo dio de regalo a María Magdalena. La reliquia desapareció durante siglos, hasta que un ángel se lo entrega a San Gregorio Magno quien a su vez se lo da al Papa León III, cuando fue coronado como emperador del Sagrado Imperio Romano.
Durante el saqueo de los lansquenetes, el prepucio desaparece de Roma hasta que es encontrado por unos monjes en un establo en la ciudad de Calcata (Italia), donde permanece hasta ahora y era sacado en procesión hasta 1984, año en que fue robado.
Santa Catalina de Siena, la patrona de Italia, tuvo una visión en la que la Virgen María le presentaba a su hijo que en señal de matrimonio le daba un anillo realizado con la piel de su prepucio.
Agnes Blannbekin, otra santa, en uno de sus estados de éxtasis pudo sentir el santo prepucio sobre su lengua y a continuación se lo tragó. La santa llega a describir incluso el sabor que tenía.
Piedro del Frate, en su libro Preciosísima reliquia del Santo Prepucio, defiende que incluso después de la resurreción Jesús de Nazaret seguía circuncidado, ya que, según Santo Tomás, la integridad física del resucitado no podía referirse a pequeñas partes marginales de su cuerpo.
En 1900, el culto a esta reliquia fue prohibido por la Santa Sede, cuando circulaban por Europa unos 17 prepucios santos. Uno de ellos sería el que apareció en la abadía de Charroux, regalado a sus monjes supuestamente por Carlomagno. Otras iglesias con prepucios santos son la de Hildesheim, Metz, Besançon, Santiago de Compostela y Amberes. El prepucio de Amberes merece una mención especial, ya que parece ser que ayudó a Enrique V de Inglaterra a superar su infertilidad y a proteger a su mujer durante su embarazo. También allí apareció una orden de caballería, los “Hermanos Caballeros del Santo Prepucio” que juraron proteger la reliquia que cada Viernes Santo sangraba.
La piedra donde cayó el santo prepucio del niño Jesús se veneraba en San Giacomo del Burgo, en Roma, hasta que fue robada.
Por cierto que el cuchillo, o los cuchillos, porque hay más de uno, con que se circuncidó a Jesucristo también son unas preciadas reliquias, y se conservan en Roma.
- Reliquias gaseosas
En sendas botellas de cristal, se guardan un suspiro de San José, el padre de Jesús, y un estornudo nada menos que del Espíritu Santo. No sabemos cómo atraparon semejante “aire” del Espíritu Santo, pero del suspiro de José sabemos que por lo visto lo emitió fruto del cansancio, y quedó atrapado en la botella de la que acababa de beber. Un ángel recogió la botella, la escondió y siglos después la encontraron unos monjes que peregrinaban a Nazaret. Estos monjes la llevaron a Francia, donde ha sido venerada durante siglos, hasta que el Vaticano recogió las dos botellas y las guardó en el Sancta Sanctorum.
Ni que decir tiene que está completamente prohibido abrir cualquiera de las botellas, pues las reliquias rápidamente escaparían.
- Reliquias de la Última Cena
Tantos objetos se conservan de este acontecimiento que seguramente podría montarse otra, sin los comensales santos, naturalmente.
Empezamos por la mítica mesa de la Última Cena, que se venera en una basílica romana, pero en la catedral de Sevilla también aseguran poseerla. Aunque habría que mencionar que los judíos no cenaban sobre una mesa, sino en el suelo, de ahí la costumbre de lavarse los pies. Fue Leonardo Da Vinci el que pintó la mesa y “alteró” la costumbre original.
Por lo que acabamos de mencionar, la toalla con la que Jesús secó los pies a los apóstoles antes de la cena se encuentra en la catedral de Valencia.
En el Sancta Sanctorum y en el M. P. C. de Roma, increíblemente se guardan 13 lentejas de la Última Cena, junto con pan sobrante de la misma. También el asiento en forma de cama en el que Jesús se sentó durante la Cena.
Un plato se conserva en la iglesia de Génova.
El mítico Cáliz de la Última Cena se venera en la catedral de Valencia, en España. El aspecto original del sagrado Cáliz dista mucho del actual, ya que tanto la vara, el nudo como el pie se añadieron posteriormente. Su estructura es esta:
- Copa superior: es la auténtica reliquia. Está tallada en ágata cornalina de procedencia oriental, y tiene forma semiesférica. Mide 9,5 cm de diámetro en la boca, 5,5 cm de profundidad y 7 cm desde la base hasta el borde.
- Vara y nudo: mide 7 cm de largo y sirve como elemento de unión entre la copa y el pie. Se estima que es del siglo XI.
- Pie: está formando por un pie ovalado e invertido. Es de un color muy parecido al de la copa superior. La guarnición es de oro puro, sobre el que se ensartan veintisiete perlas, dos rubíes y dos esmeraldas. Data del siglo X.
El Grial valenciano
Más griales tenemos en “El Santo Catino”, en Génova, “Il volto santo” en Lucca, otro en el convento de Lyon y por último el de la catedral de Reims.
- Dientes sagrados
Más de 64 dientes de leche del Niño Jesús son venerados en toda Europa.
Una leyenda cuenta que Mahoma mantuvo una pelea con unos infieles, en la cual perdió cuatro dientes, dos de ellos se encuentran en el museo nacional de Turquía en el palacio de Topkapi.
Pero el diente más poderoso que existe se encuentra en el templo Sri Dalada Maligawa de la ciudad de Kandy, en Sri Lanka. Se trata del canino izquierdo de Buda, que al parecer le da el poder de gobernar el mundo a quien lo posea, razón por la cual es cuidado sin descanso por monjes celosos de que caiga en las manos equivocadas.
De acuerdo con las versiones populares, la pieza fue encontrada entre las cenizas del religioso (tras su cremación) por lo que inmediatamente se convirtió en símbolo de adoración. A lo largo de la historia, se suscitaron diversas guerras en torno a su posesión, ya que supuestamente otorgaba poder divino y derecho sobre el territorio de Brahmadatte.
Actualmente se expone tres veces al día y recibe miles de visitas de todo el mundo. Además, una vez al año se celebra una gran fiesta, en la que la reliquia es paseada en procesión portada por un gran elefante adornado con ropajes ricamente bordados, fundas doradas en los colmillos e iluminado con bombillas. Esta fiesta se conoce como Perahera o Procesión del Diente de Buda, dura 10 días y no faltan elefantes, bailarines, música y fuego.
- La “Santa Sangre”, la sangre de Cristo
En una bonita basílica de la ciudad de Brujas, en Flandes, de estilo románico y gótico, una Noble Hermandad se encarga de proteger y venerar la Santa Sangre de Cristo. Esta permanece guardada en un frasco de cristal de roca colocada dentro de un cilindro de vidrio. Según los Evangelios Apócrifos, José de Arimatea conservó el trozo de tela con la sangre después de limpiar el cuerpo de Jesús tras su muerte.
La leyenda dice que la trajo a Brujas Teodorico (Thierry) de Alsacia, Conde de Flandes, en el año 1150. Este la habría recibido del Rey de Jerusalén Balduino III de Anjou. Aunque estudios más recientes sugieren que la reliquia llegó a Brujas a principios del siglo XIII traída por Balduino IX desde Constantinopla, tras su asedio.
Si pasáis por Brujas y queréis echarle un vistazo, se puede ver y tocar todos los sábados. Cuando no está a la vista, la Santa Sangre se guarda en un relicario de oro y plata con incrustaciones de piedras preciosas.
Todos los años, cuarenta días después del Domingo de Resurrección, durante la fiesta cristiana del Día de la Ascensión, se saca en procesión a la Santa Sangre acompañada de escenificaciones de las historias bíblicas (sin que falte una banda de música). Este es conocido como el “Día más hermoso de Brujas”, declarado incluso por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Este año la procesión sale el jueves 29 de mayo, a las 14.30 horas.
Decir que más sangre, y agua, que manaron del costado de Jesús se conservan en la basílica de San Juan de Letrán. (“Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.” Juan, 19, 34)
Y por no hacerlo más extenso acabamos aquí el paseo por las reliquias más singulares del mundo, pero nos dejamos muchas, tantas que podríamos hacer varios artículos más.
Pero no podía acabar sin mencionar la reliquia “estrella”:
- Los rayos de la estrella que guió a los Reyes Magos y no sabemos cómo se hayan guardados en Roma.
- Otra reliquia que se la sale de lo “normal” son los pelos de la barba de Belcebú que trajo Jesús cuando resucitó después de ganarle la batalla en el infierno y que se exhiben en una iglesia de Francia
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