domingo, 14 de junio de 2015

El fantasma de Celina

A mediados de siglo XIX tuvo lugar un acontecimiento extraordinario en Jaca: unos marqueses habían tenido dos hijos gemelos a los que llamaron Úrbez y Victorián. La alegría inundó la casa pues nadie esperaba su nacimiento.

Para su educación el marqués contrató a la hija de un noble inglés, Celina, que sería la institutriz de los pequeños durante sus primeros años de vida. Pronto la joven se encariñó con ellos y se convirtió en algo más que una niñera, porque los trataba como si fueran sus propios hijos. Pero la alegría pronto se truncó.

El día de Todos los Santos, Celina ofreció un concierto para la aristocracia local en el que interpretó la "pavana para una infanta difunta" de Ravel, su pieza favorita. Tras ello, se aseó y salió a dar una vuelta con los niños. Pasaron por el jardín y llegaron a la confluencia de los ríos Caldarés y Bolatica.

Se sentó en un roca y se puso a leer dejando a los pequeños en su cochecito... Inexplicablemente, este comenzó a andar hacia el río, advirtiéndolo la joven demasiado tarde: intentó echar a correr hacia ellos, pero parecía que la roca la sujetaba y no consiguió salvarlos.

Desesperada y sin saber qué hacer, se arrojó al río...sus cadáveres fueron encontrados tres días más tarde aguas abajo del río Gállego.


Lo que antes fue una casa solariega es hoy un albergue donde cientos de jóvenes van de campamentos durante buena parte del año...mas nadie pasa allí la noche de Todos los Santos pues cuentan que se puede ver a Celina recorriendo el parque, distintos rincones de la casa y tocando en el piano su pieza favorita...

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