Sin embargo, en esta ocasión, más que de su figura, voy a hablar de su tumba, una de la más buscadas junto a la de Alejandro Magno y Nefertiti. Encontrar la tumba del Gran Khan de los mongoles se ha convertido en una obsesión para muchos equipos de arqueólogos. Sólo en el siglo XXI ha habido al menos cuatro expediciones que aseguran haber encontrado el lugar donde está enterrado:
Año 2000: Arqueólogos chinos aseguran haber encontrado la tumba de Genghis y de algunos de sus hijos en la provincia de Xinjiang. Un territorio en el Noroeste de la actual República Popular China que en tiempos del Khan Había sido integrado a sus territorios.
Año 2001: Un equipo internacional anuencia que ha encontrado la sepultura de Genghis Khan cerca de la localidad mongola de Batshireet, situada a 350 Km. al norte de la capital, Ulan Bator.
Año 2004: Arqueólogos japoneses y mongoles encuentran un mausoleo en Avraga, Mongolia Central, a los pies del Burjan Jaldún, colina sagrada de los mongoles. Aseguran que es el lugar donde se encuentran los restos del Khan.
Año 2008: El escritor kazajo Hamza Koktendú en su libro ‘Cuatro misterios del cielo y la estepa’ asegura que Genghis Khan se encuentra en un túmulo en la frontera entre Kazajistán y China. En este caso nadie hace caso a un señor que anteriormente decía haber hallado el lugar donde descansan los restos de Zaratustra. Resultó ser un charlatán.
Todas estas expediciones han tenido el mismo final. Los restos de Genghis Khan no han sido encontrados.
‘La Historia Secreta de los Mongoles’ nos cuenta que Temuyín fue enterrado de forma anónima, sin ninguna estructura arquitectónica que permita reconocer el enclave exacto. Los esclavos que cavaron la fosa fueron ejecutados en el mismo lugar para que no pudieran desvelar nunca su emplazamiento. Los 800 soldados que escoltaron el cadáver hasta su última morada encontraron la misma suerte.
‘La Historia Secreta de los Mongoles’ también nos dice que su tumba estaría en algún lugar de la Mongolia interior entre el Burjan Jaldún, lugar donde rezaba el propio Genghis y el curso del río Onon, donde pasó los primeros años de su vida. Estaríamos hablando de un territorio de entre 200 y 400 kilómetros cuadrados. A la muerte del Gran Khan el territorio fue declarado el ‘Ij Joning’, es decir el ‘Gran Tabú’. Eso quiere decir que esa tierra estaba vetada a cualquier ser humano. Siete siglos después, cuando el Imperio Mongol ya sólo vivía en el recuerdo de sus descendientes, se mantenía el ‘Ij Joning’.
Tras la Revolución Rusa de 1917, la Unión Soviética invade Mongolia. Los soviéticos designaron esa tierra como ‘Zona de acceso muy restringido’. El ‘Ij Joning’ se convertía en una provincia a la que ningún mongol podía siquiera acercarse. El régimen soviético pretendía cercenar así cualquier intento de crear un movimiento nacionalista mongol a partir de la figura de Gengis Khan. Para asegurar que así fuera, la URSS instaló una base militar con carros de combate, MIG y posiblemente silos nucleares entre el ‘Gran Tabú’ y la capital. No sería hasta la muerte de Stalin cuando finalmente se iniciaran las primeras prospecciones arqueológicas para buscar la tumba de Genghis Khan.
Pero a día de hoy el lugar donde yace Temuyín, el huérfano que creó un imperio del tamaño de África, Norteamérica y Centroamérica juntos, aún sigue siendo un misterio. En la actualidad hay un nuevo intento de descifrar el enigma. Esta vez se trata de un proyecto de la Universidad de California. Para lograrlo aplicarán los métodos más modernos: imágenes por satélite, radares y sensores remotos que permiten realizar reconstrucciones digitales. En definitiva, formas de prospección arqueológicas no invasivas con el terreno, que permiten así respetar el ‘Gran Tabú’, suelo sagrado para los mongoles y tierra de uno de los personajes más importantes de la historia.
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