jueves, 15 de octubre de 2015

Solo quiero jugar



Eran las 4 de la mañana y Lucia Jiménez estaba aterrada en su habitación sin poder pegar el ojo, un estruendo en la planta baja de su casa, le había quitado el sueño, no sabía si bajar o quedarse en su cama, esperando al intruso, pero sabía que no era una persona, esto ya antes le había pasado y lo que pasaba en esa casa era algo sobre natural.


Por lo que su salud, cada vez más se estaba deteriorando con el pasar de los días y semanas, ya que ella con todos los ahorros de su vida, se había hecho de esa pequeña casa de dos plantas y un ático, que tanto le gustaba, pero que de ser un sueño, había pasado a ser una pesadilla.


Nadie de sus familiares le creía, cuando se quedaban con ella, nada pasaba, solo era cuando ella estaba sola, así que sabía que era personal, algo había hecho para hacer enfadar a los espíritus de esa casa.


No sabía qué hacer y en el trabajo, le habían dado un permiso, por su estado de salud, lo bueno que ella tenía dinero en una cuenta de ahorros, pero sabía que ese dinero pronto se acabaría y estaba desesperada.


Confrontarlo, pensó, es lo único que podía hacer, quería terminar esa pesadilla de una vez por todas, y con los ojos ojerosos por tantas noches en vela y la salud en mal estado.


Llego a la planta baja, y con las luces apagadas, pregunto gritando “que es lo que quieres de mí”, el silencio que había en esa casa, dolía hasta los oídos, de repente, una pelota salió de la alacena, y una voz de niña diciendo “solo quiero jugar” ahí se dio cuenta que el ánima que la atormentaba solo era una pequeña que solo quería hacer amistad con ella y con nadie más.


Desde ese momento, Lucia, le empezó a dejar
 juguetes en la alacena y la niña, no la asusto nunca más.

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