lunes, 22 de junio de 2015

Leyenda del duende de Zaragoza

Fue a finales de septiembre de 1934, cuando un extraño suceso, empañado por la superstición, dio origen a la leyenda del duende de Zaragoza. Pues en la calle Gascón de Gotor, se escuchaba una voz rara, proveniente de una hornilla, pronunciando frases llenas de insultos.

Como primera explicación, le atribuyeron todo a un bromista, el cual no pudieron encontrar, obligando esto a una mejor investigación por parte de la policía. Para entonces los pobladores estaban convencidos de que experimentaban una experiencia sobrenatural, específicamente, la presencia de un duende.

Tal investigación, encontró culpable a la ayudante Pascuala Alcober, pues se decía que ella estaba siempre presente cuando el duende se comunicaba, y utilizando la ventriloquia ya fuera consciente o inconscientemente daba vida al supuesto duende.

El fenómeno alcanzó la fama rápidamente, sobraban los curiosos y uno que otro bromista que se disfrazaba de fantasma. Para el mes de noviembre, todo estaba fuera de control, hubo una movilización policiaca ordenada por el gobernador Otero Mirelis. Y esa misma tarde el informe médico libraba a Pascuala de todos los cargos, afirmando que ella no era una persona mentirosa, además, la voz seguía escuchándose aun sin su presencia, tampoco se comprobó que ella fuera alguna clase de médium ni se encontró algún artefacto que condujera aquella voz fantasmal.


La fenómeno llegó hasta el periódico londinense TIMES donde le nombraron “duende de la hornilla”. La investigación del caso fue pasada de un lugar a otro, no queriendo nadie dar una opinión al respecto y todo se tornaría aún más extraño cuando un pequeño de cuatro años llamado Arturo Grijalba confesó que jugaba con el duende a las adivinanzas. Después de esta declaración, el niño fue colocado frente al fogón, esperando que aquella criatura sobrenatural viniera a comunicarse con él.


Jamás pudo darse una explicación convincente sobre aquel suceso, y hasta el día de hoy, hay quienes siguen tachando a Arturo como un mentiroso, a pesar de que ha logrado sostener esta historia por más de 70 años, en los cuales, el duende de Zaragoza puede haberse marchado de la mente de muchos, pero no de este hombre, que lo vio frente a frente cuando niños

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